lunes, 29 de octubre de 2018

1.Los barcos fantasmas


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Horacio Quiroga fue un autor uruguayo que vivió entre 1879 y 1937. Su vida estuvo rodeada de tantas tragedias que parece casi inconcebible. No es extraño que muchos de sus cuentos se contagiasen de un modo trágico de contemplar la vida y se sintiese atraído por lo extraño y misterioso.En el cuento "Los buques suicidantes" se centra en el misterio que acompaña a ciertos barcos que apareen a la deriva, sin ningún tripulante a bordo.


El principal motivo de estos abandonos de buque son sin duda las tempestades y los incendios que dejan a la deriva negros esqueletos errantes. Pero hay otras causas singulares entre las que se puede incluir lo acaecido al María Margarita, que zarpó de Nueva York el 24 de agosto de 1903, y que el 26 de mañana se puso al habla con una corbeta, sin acusar novedad alguna. Cuatro horas más tarde, un paquete, no obteniendo respuesta, desprendió una chalupa que abordó al María Margarita. En el buque no había nadie. Las camisetas de los marineros se secaban a proa. La cocina estaba prendida aún. Una máquina de coser tenía la aguja suspendida sobre la costura, como si hubiera sido dejada un momento antes. No había la menor señal de lucha ni de pánico, todo en perfecto orden. Y faltaban todos. ¿Qué pasó?


          La noche que aprendí esto estábamos reunidos en el puente. Ibamos a Europa, y el capitán nos contaba su historia marina, perfectamente cierta, por otro lado.          

            La concurrencia femenina, ganada por la sugestión del oleaje susurrante, oía estremecida. Las chicas nerviosas prestaban sin querer inquieto oído a la ronca voz de los marineros en proa. Una señora muy joven y recién casada se atrevió:


          —¿No serán águilas…?


          El capitán se sonrió bondadosamente:


          —¿Qué, señora? ¿Aguilas que se lleven a la tripulación?


          Todos se rieron, y la joven hizo lo mismo, un poco cortada.


          Felizmente un pasajero sabía algo de eso. Lo miramos curiosamente. Durante el viaje había sido un excelente compañero, admirando por su cuenta y riesgo, y hablando poco.


          —¡Ah! ¡Si nos contara, señor! —suplicó la joven de las águilas.


          —No tengo inconveniente —asintió el discreto individuo—. En dos palabras: en los mares del norte, como el María Margarita del capitán, encontramos una vez un barco a vela. Nuestro rumbo...


Pincha aquí si quieres leer el cuento entero y aquí si quieres conocer algo más de la vida y la obra de Horacio Quiroga.


Pista: el monstruo que buscamos habita en el mismo medio en el que se desarrolla el cuento de Horacio Quiroga.

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